Saturday, August 13, 2011

Reflejo

14 de agosto de 2011

Tu reflejo frágil,
breve, herido,
se embriaga y crece
entre la lluvia y el viento eterno

Brilla como un latido muerto 
y se transfigura en voz, musgo, noche, agua.


Un durazno sangrando

13 de agosto de 2011

Una luz tenue iluminaba la habitación. Los pensamientos de su inquilino volaban tristes y solitarios, sin rumbo, como nubes de humo. Su alma contrita gritaba desesperada. Sonó un disparo. La música siguió sonando: Un durazno sangrando.[1] Pasaron tres días hasta que alguien lo encontró. Lo hallaron en su cama, rígido y frio como una piedra. Tenía en las manos una carta para la madre y otra para la mujer amada. Seis corbatas, un reloj, una toalla naranja, todavía húmeda, tres billetes y unos pantalones azules poblaban el piso. Poco después las autoridades llegaron al lugar. Uno de los oficiales cogió el dinero y el reloj y se los echó al bolsillo. Al día siguiente el cadáver fue enterrado cinco metros bajo tierra. Allá abajo el suicida se sintió a gusto. No había mucha diferencia entre su vieja habitación y la nueva; él sabía que la soledad reina en cualquier lugar. Entretanto, el mundo siguió su curso, indiferente, implacable.