29 de mayo de 2013
Tokyo
La noche duerme
sobre las densas plumas del cuervo.
Su pico artillado,
de acero y oscuro marfil,
acecha en lo alto.
Su sombra,
pesada y quieta,
flota en el agua.
Un perro la mira,
discreto,
Sintiendo la tibia brisa de mayo...
Extiende la pata hacia el agua,
curioso.
Al tocarla,
el espejo se rompe y
el mundo muere.