Colombia y su arte

9 de agosto de 2007

El alma, la tradición y la historia de nuestro pueblo se expresan a través de su folclor, de sus libros, de sus canciones, de sus monumentos, de la textura de sus tejidos, del color de sus razas, de sus costumbres.

Es decir, todo el devenir de nuestra nación, de nuestra cultura, en tanto que grupo social con un espíritu propio, digno de ser recordado por los futuros hombres y mujeres de la humanidad, se concretiza en la armonía de sus cantos, en el crisol de sus cuadros temperamentales, en el paisaje tornasolado de la llanura de la Orinoquía, iluminada por los acordes de los bravíos cuatreros; en el verdiazul y frondoso mar del pacífico milenario; en el río Magdalena, susurro poético a la historia de Colombia.

Sin embargo, dicho devenir cultural ha sido dejado en el olvido. Así lo han querido docenas de gobiernos irresponsables, incluyendo el actual, que no entienden que un pueblo sin Arte es un pueblo sin sangre; que un pueblo sin Arte es un pueblo estéril; que un pueblo sin Arte es un pueblo amargo; que una nación sin cánticos, sin odas, sin tambores, sin esculturas a la vida y a la muerte es un pueblo enfermo, agonizante, sin conciencia de sí; sin conciencia de su devenir, de su historia, de su grandeza, de su pasado y de su presente.

Y un pueblo sin sangre, sin gloria, sin memoria, jamás será un pueblo grande. Estará relegado siempre a ser una comunidad sin fuerza interior, sin voluntad de poder, sin nada…

Es un imperativo político y moral conducir a Colombia hacia la promoción de la cultura, del Arte, para que por primera vez seamos verdaderamente grandes.

Camilo Enciso